¿Cómo eres ante tus hijos?

Si nunca te has preguntado qué tipo de padre o madre eres para tus hijos, en qué tipo educativo paternal estarás encuadrado, este es el momento de saberlo. Hay cuatro patrones básicos de educación para los niños, paternalista, autoritario, dejar hacer y democrático. Va relacionado con el nivel de afecto y exigencia que muestras en tu acción educativa sobre el pequeño. Después te damos las claves para que analices las consecuencias de tener más tendencia sobre un modelo u otro.

Como padres y madres, a menudo surgen dudas sobre el nivel de exigencia sobre los hijos, tanto en exceso como en defecto es un tema que preocupa y que no está mal comparar con otros padres. Cada niño es un universo y necesitará más de un modelo u otro, pero aquí vamos a ayudar a los padres a tener una visión amplia sobre el asunto. Y lo hacemos con la ayuda de Faros, una guía de salud y bienestar para niños y de un completo artículo publicado en su web.

Si muestras una actitud de sobre protección hacia el menor y crees que le ayudas cuando haces por él las cosas. Si a menudo recortas la libertad cuando el menor reclama independencia y muestras mucho cariño y poca exigencia, eres del modelo Paternalista.

Eres Autoritario si dictas cómo se deben hacer las cosas, impones normas y no aceptas que se cuestionen por tus hijos. No concibes otra manera de hacer las cosas de manera diferente a la propia. Aplicas castigos que a menudo son desproporcionados a la conducta del menor. Muestras bajo afecto y alta exigencia.

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En el modelo de Dejar Hacer, el educador no se implica mucho en la educación del menor. Le da completa libertad a para tomar sus propias decisiones. No suele recurrir al castigo como herramienta educativa y las normas son muy laxas o prácticamente inexistentes. Muestra bajo afecto y bajo nivel de exigencia de cara al menor.

Y por último, el Democrático escucha al menor en sus necesidades, adapta las exigencias según el estadio del desarrollo correspondiente, pone límites y normas, dando refuerzos positivos cuando el niño/adolescente las cumple y castigos proporcionados cuando no las respeta. Se muestra afectivo y con alto grado de exigencia.

Si ya te identificas con uno u otro modelo, ahora es el momento de reflexionar. Ten en cuenta que es muy difícil pertenecer absolutamente a uno, habrá en asuntos que seas más de un modelo y otros temas en los que seas más de otro. Aunque siempre serás capaz de identificarte en general con uno de ellos. Y te invitamos a una reflexión con todas estas variables, cómo es tu hijo y el estadio en el que se encuentra, cómo eres tú respecto a qué temas y las consecuencias de cada tipo de modelo, que es lo que vemos ahora:

El modelo Paternalista suele provocar dependencia mutua que es aquella en la que los hijos necesitan de la figura adulta para resolver sus problemas y el adulto adquiere un compromiso eterno en el desarrollo de sus hijos. Esto revierte en una falta de seguridad por parte del menor, así como miedos y probables fobias asociadas.

También impide el libre desarrollo del menor, la adquisición de competencias y habilidades para la vida adulta y la resolución de conflictos, así como es muy probable que inteligencias como la interpersonal y la intrapersonal se vean afectadas.

En el modelo Autoritario, el hecho de vivir bajo el lema «sólo hay una forma de hacer bien las cosas» reduce la creatividad y la capacidad de resolución de conflictos. El pensamiento lateral, por lo tanto, se verá afectado. Los menores educados bajo este estilo educativo, durante su adultez, pueden mostrar un patrón reactivo (basándonos en terminología de programación neurolingüística) que acata las normas impuestas y su autoestima y seguridad personal se verá disminuida.

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En caso contrario, si se convierten en meros reproductores del modelo educativo vivido, y llegan a posiciones altas en la jerarquía organizacional, pueden convertirse en jefes que difícilmente fomentan el trabajo cooperativo y en equipo, imponiendo sólo un criterio y «forma de hacer» atendiendo a una estructura totalmente piramidal («Yo mando y vosotros obedeced»). En cualquier caso, sus habilidades para trabajar en equipo quedarán mermadas.

Un niño/adolescente educado bajo el modelo Dejar Hacer, puede manifestar una mayor capacidad para resolver los problemas por sí mismo, siendo proactivo y resolutivo a la vez. Por otro lado, tendrá dificultades para integrarse en un ambiente donde haya normas y límites, como puede ser la escuela (en un primer estadio) o el trabajo (ya de adulto). La falta de afecto recibida puede mermar su inteligencia interpersonal y la falta de exigencia puede tener como consecuencia una falta de compromiso a la hora de alcanzar objetivos y terminar tareas iniciadas.

Con el modelo Democrático los hijos y alumnos serán adultos con alta autoestima, capaces de resolver las dificultades por sí mismos ya que confían en sus capacidades. Como han sido escuchados, sabrán escuchar a los demás y, por tanto, más probablemente alcanzarán las competencias personales y comunicativas.

Como están acostumbrados a vivir en un ambiente con normas y límites más fácilmente acercarán la competencia social y ciudadana. Gozarán además del trabajo en equipo y pronto aprenderán que 1 + 1 es mayor que 2 (aprendizaje cooperativo). En términos de Inteligencia emocional, más probablemente alcanzarán altos resultados ya que se ha trabajado la empatía durante su desarrollo.

FUENTE Faros IMÁGENES LaCasaDeLasMamás, TerceraCultura INFOGRAFÍA Faros